9.11.09
8.11.09
Sobre la globalización y cómo afecta a las ciudades-1
Estamos viviendo un momento clave en la historia de nuestra sociedad y por tanto de nuestras ciudades. Como la definió Castells, ésta es la “era de la información”, con la globalización económica como principal protagonista y tablero de juegos.
Si me planteo el papel de las ciudades en este nuevo escenario, para entenderlo y expresarlo pienso en una carrera de atletismo con salto de obstáculos. Antes de dar la salida los corredores han de estar alineados y al sonar el disparo comienza la carrera y gana el que primero llegue, que por tanto es el que más rápido ha sorteado los obstáculos, derribándolos o pasándolos por alto sencillamente. Bien, en este caso son las ciudades las que compiten entre sí, y consigo mismas, y la carrera empezó hace tiempo, lo que ocurre es que hay algunas que aún siguen esperando ese pistoletazo de salida y otras que escucharon el anuncio de la llegada de ese disparo y comenzaron a correr, además lo más curioso es que en esta carrera no hay un solo ganador y que todos los “verdaderos participantes” pueden llevarse el premio. Otro de los inconvenientes de esta carrera es que muchos de los obstáculos los llevan ellas a cuestas, como pulgones parásitos, se trata de los patrones arcaicos y jerarquizados de los gobiernos locales, las estructuras verticales de poder. Las ciudades que antes se liberen de estos obstáculos chupópteros o los renueven adaptándose a su nuevo ser ciudad, es decir a su nuevo gobierno glocal, también serán de las que se lleven premio. Y este premio es llegar y mantenerse y seguir, la carrera es rápida y constante. Como decía Machado “el camino se hace al andar” y en este caso, dada la velocidad de la información, “la carrera se hace corriendo” aunque no debemos olvidarnos del refrán “sin prisa pero sin pausa”.
El impacto de la globalización tantas veces anunciada ya forma parte de nuestras vidas individuales y de la de nuestras ciudades. Ocurre con “globalización” lo mismo que con “sostenibilidad, cambio climático, eco-....-gía”,... es decir son palabras y términos que nombran procesos y mecanismos tan complejos que los reducimos a su aspecto más sencillo, los encajamos en nuestros limitados cerebros, el unipersonal y el colectivo y seguimos adelante con lo aprendido que es lo conocido y lo que hasta ahora ha funcionado en nuestro sistema de referencias. Es más, si preguntamos a ciudadanos y políticos locales sobre la globalización probablemente nombrarán al McDonald´s y a CocaCola y en el caso de mi ciudad, Las Palmas de Gran Canaria tengo más fe en las posibles definiciones dadas por los ciudadanos que las de los políticos.
La globalización es un fenómeno que ya existe, está integrado en nuestras vidas y que incide inevitablemente en nuestra realidad social, económica y política, tanto a nivel de Estado-nación como a nivel de ciudad o barrio. Gracias a ella usted me está leyendo.
¿Cómo afecta ésto a nuestras ciudades?
Nos encontramos con un doble proceso, la europeización y el localismo.
La europeización es el conjunto de procesos por los cuales las dinámicas políticas, sociales y económicas de la Unión Europea inciden en la lógica de las identidades, las estructuras políticas, económicas y culturales y en las políticas públicas de nuestras ciudades, generándose una gobernanza transnacional en la que la negociación y la integración sustituyen a la autoridad como recurso fundamental para gobernar. Este hecho, como propia consecuencia de la globalización, complejiza el modelo de relaciones intergubernamentales y a la vez introduce nuevos espacios de relación en los que las ciudades pueden desarrollar sus propias líneas estratégicas de gobierno territorial. Nuevas oportunidades para jugar en el nuevo tablero de juego que juntos y bien informados e intencionados podemos definir.
Por otro lado el localismo, que es el conjunto de procesos que, desde abajo, presionan y desplazan las competencias de gobierno hacia la cercanía territorial consciente, dándole un valor fundamental al concepto de identidad, ya sea a escala de barrio, distrito, sector, municipio, provincia o comunidad autónoma. Surgiendo nuevas formas organizativas y nuevos roles que inciden directamente en las formas de relación entre el Gobierno y los ciudadanos.
La combinación de europeización y localismo está configurando un nuevo escenario de oportunidades para las ciudades que determinará su papel en la economía global. En este nuevo escenario continuamente en desarrollo los conceptos de comunidad y capital social se revelan de vital importancia porque ambos suponen la transición del individualismo (entendido como actitud de vida generalizada y propia de la sociedad postindustrial gestionada y dominada por la economía de mercado) a la participación y la valorización del individuo como parte de una sociedad multifacética en la que la integración y cooperación implica desarrollo colectivo y por tanto también individual. Es en este nuevo escenario en donde las ciudades son espacios estratégicos en los que se materializan los complejos procesos de cambio inherentes a la globalización.
El debilitamiento del Gobierno Central como resultado de la crisis del estado del bienestar ha fortalecido la relevancia de aquellos Gobiernos locales que han desarrollado nuevos roles para adaptarse mejor a las nuevas exigencias de conexión horizontales y en red, en un contexto multicompetencial en el que lo que prima son los proyectos claramente definidos independientemente de quién los lidere, es decir el éxito depende de la claridad de expresar qué política pretende impulsarse, sus objetivos, sus acciones concretas y su capacidad de resolver los problemas que surjan.
La globalización también implica la movilidad transnacional de capital que supone a su vez la aparición de nuevas redes articuladas de nodos geográficos situados en distintas ciudades conectadas entre sí por diversos factores comunes, que han entrado en el juego como nuevos partícipes del mismo con grandes capacidades de transformación de la economía mundial.
Las ciudades en este juego han de convertirse en holones, que según la definición de A. Koestler son “todo y parte al mismo tiempo”, y yo incluiría uno o dos adjetivos, eficaces y excelentes, aún sabiendo que es una redundancia, que me disculpen los especialistas, ya que los holones por el simple hecho de ser un holón son eficaces y excelentes, pero insisto en incluirlo en condición para las ciudades prosperen para conseguir sus retos inherentes a la nueva economía global.
En este sentido y como holones eficaces y excelentes, las ciudades a nivel global han de ser parte fundamental de un gran todo (la economía global) y para llegar a serlo han de descubrir sus talentos, valorizarlos e introducirlos en el tablero de juego, éstos talentos de las ciudades son sus cualidades y condiciones intrínsecas, sus paradigmas, su patrimonio histórico (una vez más multidimensional, referido no sólo a sus edificios sino a todos los aspectos transversales a sí misma) asumido y actualizado para determinar su identidad.
A nivel local, la ciudad holón, jugadora en este juego que hemos ya denominado globalización o economía global, ha de ser consciente de que la ciudad, ella misma, es un todo contenedor de sociedad, es territorio físico de condiciones específicas donadas por la naturaleza que implican debilidades a superar o fortalezas a potenciar, es espacio público, es lugar y ente facilitador de encuentros y de multiplicidad de relaciones, de múltiples culturas, es el lugar de las oportunidades de cada uno de sus habitantes y visitantes y de sí misma, como una ciudad unida, integrada e integradora, como un todo al fin y al cabo, puede situarse con fuerza competitiva en este nuevo mercado, de forma que sus valores específicos generen por sí mismos ventajas competitivas en un espacio económico global homogeneizado y por tanto banalizado.
Así ha surgido el concepto de gobernanza urbana, como definidora de las nuevas formas de decisión colectiva que emergen en las ciudades a nivel local y que están protagonizadas por múltiples actores públicos y privados que constituyen las élites políticas, culturales, económicas y sociales locales para convertir las ciudades en nodos globales con estrategias y proyectos colectivos, consensuados por ellos que son los que integran la sociedad local. Su fuerza es la cooperación interna y la unión de crecimiento e igualdad.
Pertenecer a la era de la información implica que la proximidad geográfica de las grandes ciudades ya no es el principal valor en alza, incluso las zonas rurales según accedan a las nuevas tecnologías pueden ser lugares (ya en muchos ocurre) en los que se abran nuevas oportunidades derivadas de los atractivos que desprendan por su cultura, por su forma de vida o por determinados servicios específicos y únicos que puedan ofrecer gracias a la gestión de sus condiciones particulares.
Sea una gran urbe o en un ámbito rural, es en el espacio físico, en el territorio, donde se materializan los efectos de la europeización y de la localización, donde pueden exigirse y ofrecerse respuestas concretas a los problemas de la ciudadanía y de los nuevos retos emergentes.
Si has llegado en la lectura hasta aquí es que el tema te interesa, o que me tienes mucho cariño, sea por lo que sea te lo agradezco y te hago una pregunta para que la pienses, si te apetece me respondas y se la transmitas a cuantos más mejor, en este caso voy a por los canarios, pero es aplicable a cualquier ciudad:
¡Canarios! pensemos ¿qué tenemos nosotros para valorizarlo, unirnos para mantenerlo o conseguirlo o reforzarlo y así juntos como seña de identidad propia, situarnos en el mundo y dejarnos ya de estar siempre mal copiando y de quejarnos?
Seguiré publicando sobre este tema en breve y desde aquí abro debate.
Saludos